lunes, 6 de octubre de 2014

Clases de Amor


De nada vale la bondad o la dedicación
nada que justifique la razón
simplemente se ama o no
amores simples o complicados
porque hay amor del bueno y amor del malo
Hay amores instantáneos, amores de a rato
amores breves o amores eternos
amores malos o amores buenos
el mal amor se consigue en cada esquina
el buen amor anda a escondidas
puede ser breve o eterna melodía
Se confunde el deseo, el querer y el amar
El deseo es amor breve
querer de a ratos es tibio y traicionero
amor del tibio, amor del malo
amor que deja un vacío
La gente tiene mil máscaras
y en ninguna se refleja el amor
Porque amar es con el alma
y querer es solo un reflejo
no puede amar quien hacia afuera vive
si el alma no ha educado
Quien su alma no ha vislumbrado
tan solo puede querer
porque no sabe que es y como amar
amar es eterno, amar es plenitud
amar es con gozo, ardiente y leal
Las mil máscaras que cubren el alma
son solo caretas del miedo
miedo a vivir y miedo a sufrir
miedo a perder, miedo a morir
Emperatriz Rodríguez S.
Derechos Reservados
Ccs, Venezuela 06-10-14

sábado, 4 de octubre de 2014

Motivos de Italo Pizzolante por La Rondalla Venezolana





Una rosa pintada de azul
Es un motivo,
Una simple estrellita de mar
Es un motivo,
Escribir un poema es fácil si existe un motivo
Y hasta puede esperarse un consuelo de la fantasía

Unos ojos bañados de luz
Son un motivo
Unos labios queriendo besar
Son un motivo

Y me quedo mirándote aquí
Y encontrándote tantos motivos
Yo concluyo, que mi motivo mejor eres tú

Unos ojos bañados de luz
Son un motivo
Unos labios queriendo besar
Son un motivo

Y me quedo mirándote aquí
Y encontrándote tantos motivos
Yo concluyo, que mi motivo mejor eres tú.

domingo, 17 de marzo de 2013

Oda a la Poesía - Emperatriz Rodríguez S.




En lo más profundo del alma fluyen sentimientos,
unas veces calmos, otras con tormento voluptuoso
a través del círculo eterno de la vida,
energía sin dirección, principio o fin
pero que da cuerda a la locura, la tristeza o la alegría.

Así en lo más profundo del ser, buscan fluir en forma de musa
Amor, Miedo, Dolor, Ira, Razón, Ternura, Deseo, Pasión y Melancolía
pero sea en el averno o en el cielo no puede el sentimiento,
expresarse mejor que en poesía.

En tardes solitarias, en noches melancólicas
o en mañanas evocadoras y enamoradas
busca ascender desde el abismo del silencio
el sonido convertido en canción o en palabra.

No logra nacer el testimonio, muere en los labios
pues una lluvia de recuerdos invade la mente
y al evocar sentimientos, se silencia el ruido
porque arde en sacrificio exhalar palabras.

Entonces con el alma desnuda y el rostro bañado en lágrimas
o con una sonrisa en los labios pero con el corazón en las manos
el verso abre el caudal de sentimientos que el alma proclama
y en el papel más que frases y palabras
se dibujan sentimientos que transmutan en poesía.




miércoles, 7 de noviembre de 2012

LA ORACIÓN - KHALIL GIBRAN




Entonces, una sacerdotisa dijo: Háblanos de la Oración.  

Y él respondió:

Oráis en vuestra pena y en vuestra necesidad; deberíais también hacerlo en la plenitud de vuestra alegría y en vuestros días de abundancia.

Porque ¿qué es la oración sino el expandirse de vuestro ser en el éter viviente?

Y si es para vuestra paz que volcáis vuestra oscuridad en el espacio, es también para vuestro deleite el derramar el amanecer de vuestro corazón.

Y, si no podéis sino llorar cuando vuestra alma os llama a la oración, ella os enjugará una vez y otra aún llorando hasta que encontréis la risa.

Cuando oráis, os eleváis para hallar en lo alto a los que en ese mismo momento están orando y a quienes no encontraríais sino en la oración.

Por lo tanto, que vuestra visita a ese invisible templo no sea más que éxtasis y dulce comunión.

Porque, si entrarais al templo solamente a pedir, no recibiréis: y si entrarais aun a pedir por el bien de los otros, no seréis oídos.

Es suficiente que entréis en el templo invisible.

No puedo enseñaros cómo orar con palabras.

Dios no oye vuestras palabras sino cuando El Mismo las pronuncia a través de vuestros labios.

Y yo no puedo enseñaros la oración de los mares y los bosques y las montañas.

Pero vosotros, nacidos de las montañas, los bosques y los mares, podéis hallar su plegaria en vuestro corazón.

Y si solamente escucháis en la quietud de la noche, les oiréis diciendo, en silencio:

"Nuestro Señor, que eres nuestro ser alado, es Tu voluntad la que quiere en nosotros.

Es Tu deseo, en nosotros, el que desea.

Es Tu impulso el que, en nosotros, cambia nuestras noches, que son Tuyas, en días, que son Tuyos también.

No podemos pedirte nada porque Tú conoces nuestras necesidades antes de que nazcan en nuestro ser:

Tú eres nuestra necesidad y dándonos más de Ti, nos lo das todo."

DIOS, KHALIL GIBRAN





Y el primer día de la semana, cuando llegaban a sus oídos los sonidos de las campanas del templo, uno de sus discípulos habló y  dijo:

Maestro, por aquí oímos mucho hablar de Dios. ¿Qué nos dices de Dios y quien es El, en realidad?

Y el profeta se puso en pie frente a ellos como un árbol joven, sin miedo a los vientos y a la tempestad, y contestó:

Pensad ahora, compañeros míos y amados amigos míos, en un corazón que contiene a todos vuestros corazones; en un amor que abarca todos vuestros amores; en un espíritu que envuelve a todos vuestros espíritus; en una voz que cubre a todas vuestras voces, y en un silencio más profundo que todos vuestros silencios, e intemporal.

Tratad ahora de percibir en lo más profundo de vuestro yo una belleza más encantadora que todas las cosas bellas; un canto más vasto que los cantos del mar y del bosque; una majestad sentada en un trono junto al cual Orión no es sino una tarima, y que ase un cetro en el que las Pléyades no son sino el resplandor de unas gotas de rocío.

Lo único que habéis buscado siempre es sólo alimento y techo, un vestido y un báculo; buscad ahora a Aquel que no es ni un objetivo para vuestras flechas ni una cueva de piedra para protegeros de los elementos.

Y aun si mis palabras son una roca y un enigma, buscad para que vuestros corazones se abran, y para que vuestras preguntas puedan llevaros al amor y a la sabiduría del Altísimo, aquel a quien los hombres llaman Dios.

Y los discípulos permanecieron silenciosos y había perplejidad en sus corazones; y Almustafá sintió compasión de ellos, y los miró con ternura, y dijo:

Ahora, no hablemos ya de Dios Padre. Hablemos, mejor, dé los dioses, es decir, de vuestros vecinos y de vuestros hermanos, de los elementos que se agitan alrededor de vuestras casas y en vuestros campos.

Os gustaría elevaros hasta las nubes y las consideraríais altas; y os gustaría pasar sobre el vasto mar, y a esto le llamaríais distancia. Pero yo os digo que, cuando sembráis una semilla en la tierra, alcanzáis una altura mayor; y que cuando elogiáis la belleza de la mañana y saludáis a vuestro vecino, cruzáis un mar mayor.

A menudo cantáis a Dios, el Infinito, y sin embargo, en realidad no oís la canción. Quisiera yo que escucharais a las aves canoras, y a las hojas que abandonan la rama al pasar el viento, y no olvidéis, amigos míos, que estas hojas sólo cantan cuando están separadas de la rama.

Nuevamente os conjuro a que no habléis tanto de Dios, que es vuestro Todo, sino que tratéis de hablar de vosotros, y de comprenderos unos a otros, vecinos a vecinos, de dios a dios.

Porque, ¿quién dará alimento a los polluelos que están en el nido , si el ave madre vuela por los cielos?.¿ Y qué anémona de los campos será fecundada, amenos que se una a ella una abeja procedente de otra anémona?

Es sólo cuando estáis perdidos en vuestro pequeño yo cuando buscáis el cielo al que llamáis Dios. Quisiera yo quo encontrarais caminos hacia vuestros egos más vastos; que fueseis menos perezosos y pavimentarais los caminos... Marineros míos y amigos míos, sería más sensato hablar menos de Dios, al que no podemos comprender, y que habláramos más de unos y otros, de nosotros mismos, a 'los que acaso podamos comprender. Sin embargo, por ahora quisiera que comprendierais que somos el aliento y la fragancia de Dios. Somos Dios, en la hoja, en la flor, y, a veces, en el fruto.

domingo, 21 de octubre de 2012

El Crimen y el Castigo, KAHLIL GIBRÁN EL PROFETA


Entonces, uno de los jueces de la ciudad se adelantó y dijo: Háblanos del Crimen y el Castigo.
Y él respondió, diciendo:
Es cuando vuestro espíritu va vagando en el viento.
Que vosotros, solos y sin guarda, cometéis una falta para con los demás y, por lo tanto, para con vosotros mismos.
Y, por tal falta cometida, debéis llamar a la puerta del bienaventurado y esperar por un momento.
Como el océano es vuestro dios personal.
No conoce los caminos del topo ni busca los agujeros de la serpiente.
Pero vuestro dios personal no habita sólo en vuestro ser; mucho en vosotros es aún hombre, y mucho en vosotros no es hombre todavía, sino un pigmeo informe que camina dormido en la niebla, en busca de su propio despertar.
Y del hombre en vosotros quiero yo hablar ahora.
Porque es él y no vuestro dios personal ni el pigmeo en la niebla el que conoce el crimen y el castigo del crimen.
A menudo os he oído hablar de aquel que comete una falta como si no fuera uno de vosotros, sino un extraño y un intruso en vuestro mundo.
Pero yo os digo que, así como el santo y el justo no pueden elevarse más allá de lo más alto que existe en cada uno de vosotros, así el débil y el malvado no pueden caer más bajo que lo más bajo que está también en vosotros.
Y, así como una sola hoja no se vuelve amarilla sino con el silencioso conocimiento del árbol todo.
Así, el que falta no puede hacerlo sin la voluntad oculta de todos vosotros.
Como una procesión marcháis juntos hacia vuestro dios personal.
Sois el camino y sois los caminantes.
Y, cuando uno de vosotros cae, cae para que los que le siguen no tropiecen en la misma piedra.
¡Ay! Y cae por los que le precedieron, por aquellos que, siendo de paso más rápido y seguro, no removieron, sin embargo, la piedra del camino.
Y esto aún, aunque las palabras pesen duramente sobre vuestros corazones:

El asesinado no es irresponsable de su propia muerte. Y el robado no es libre de culpa al ser robado.
El justo no es inocente de los hechos del malvado.
Y el de las manos blancas no está limpio de lo que el Felón hace.
Sí; el reo es, muchas veces, la víctima del injuriado. Y, aún más a menudo, el condenado es el que lleva la carga del sin culpa.
No podéis separar el justo del injusto ni el bueno del malvado.
Porque ellos se hallan juntos ante la faz del sol, así como el hilo blanco y el negro están tejidos juntos.
Y, cuando el hilo negro se rompe, el tejedor debe examinar toda la tela y examinar también el telar.
Si alguno de vosotros trajera a juicio a la mujer infiel, haced que pesen también el corazón de su marido en la balanza y midan su alma con medidas.
Y haced que aquél que azotaría al ofensor mire en el espíritu del ofendido.
Y, si alguno de vosotros castigara en nombre de la justicia y descargara el hacha en el árbol malo, haced que mire las raíces.
Y encontrará, en verdad, las raíces de lo bueno y lo malo, lo fructífero y lo estéril juntos y entrelazados en el silente corazón de la tierra.
Y, vosotros, jueces, que debéis ser justos,
¿Qué juicio pronunciaríais sobre aquél que, aunque honesto en la carne, fuera un ladrón en espíritu?
¿Qué pena impondríais al que destruye la carne y es, él mismo destruido en el espíritu?
Y ¿cómo juzgaríais a aquel que es, en acción, un opresor y un falso
Pero que es, sin embargo, también agraviado y ultrajado?
¿Y cómo castigaríais a aquéllos cuyo remordimiento es ya mayor que su falta?
¿No es el remordimiento, la justicia administrada por la ley misma que desearíais servir?
Sin embargo, no podréis cargar al inocente de remordimiento, ni librar de él el corazón del culpable.
Vendrá el remordimiento espontáneamente en la noche para que los hombres se despierten y se contemplen a ellos mismos.
Y vosotros, que pretendéis entender de justicia, ¿cómo podréis hacerlo si no miráis todos los hechos en la plenitud de la luz?
Sólo así sabréis que el erecto y el caído no son sino un solo hombre, de pie en el crepúsculo, entre la noche de su yo pigmeo y el día de su dios personal.
Y que la coronación del templo no es más alta que la piedra más baja de sus cimientos.

La Razón y la Pasión - KAHLIL GIBRÁN EL PROFETA


Y la sacerdotisa habló de nuevo: Háblanos de la Razón y la Pasión.
Y él respondió, diciendo:
Vuestra alma es, a veces, un campo de batalla sobre el que vuestra razón y vuestro juicio combaten contra vuestra pasión y vuestro apetito.
Desearía poder ser el pacificador de vuestra alma y cambiar la discordia y la rivalidad de vuestros elementos en unidad y melodía. Pero, ¿cómo lo haré a menos que vosotros mismos seáis también los pacificadores, no, los amigos, de todos vuestros elementos?
Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y las velas de vuestra alma viajera.
Si vuestras velas o vuestro timón se rompieran, no podríais más que agitaros ir a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar. Porque la razón, gobernando sola, es una fuerza limitadora y la pasión, desgobernada, es una llama que se quema hasta su propia destrucción.
Por, lo tanto, haced que vuestra alma exalte a vuestra razón a la altura de la pasión, para que cante.
Y dirigid vuestra pasión con el razonamiento, para. que ella pueda vivir a través de su diaria resurrección y, como el ave fénix, se eleve de sus propias cenizas.
Desearía que consideraseis vuestro propio juicio y vuestro apetito como dos queridos huéspedes.
No honraríais, con seguridad, a uno más que al otro; porque quien es más atento con uno de ellos pierde el amor y la fe de ambos.
Entre las colinas, cuando os sentéis a la sombra fresca de los álamos, compartiendo la paz y la serenidad de los campos y praderas distantes, dejad que vuestro corazón diga en silencio: "Dios descansa en la razón."

Y, cuando llegue la tormenta y el viento poderoso sacuda el bosque y los truenos y relámpagos proclamen la majestad del cielo, dejad a vuestro corazón decir sobrecogido: "Dios se mueve en la pasión."
Y, ya que sois un soplo en la esfera de Dios y una hoja en el bosque de Dios, deberíais descansar en la razón y moveros en la pasión.


Poema 16 - Pablo Neruda


En mi cielo al crepúsculo eres como una nube 
y tu color y forma son como yo los quiero. 
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces, 
y viven en tu vida mis infinitos sueños. 

La lámpara de mi alma te sonrosa los pies, 
el agrio vino mío es más dulce en tus labios: 
oh segadora de mi canción de atardecer, 
cómo te sienten mía mis sueños solitarios! 

Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa 
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda. 
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo 
estanca como el agua tu mirada nocturna. 

En la red de mi música estás presa, amor mío, 
y mis redes de música son anchas como el cielo. 
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto. 
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.

POEMA 15 - Pablo Neruda


Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 

Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía. 

Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo. 

Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

DESEOS - Salvador Diaz Miron


Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.
Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.
Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!
Yo quisiera ser lino y en tu lecho, 

allá en la sombra, con ardor cubrirte, 
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!
¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!
Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!
¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!
¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!
Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!

sábado, 20 de octubre de 2012

EL ADIÓS - Khalil Gibran



Y entonces, un hombre y una mujer, tomados de la mano y con lágrimas en los ojos, se acercaron y le dijeron: "Háblanos del Adiós".

Y él mirándolos con ternura infinita respondió:
Así como no os encontráis cuando se encuentran vuestras manos o se mezclan vuestras voces,
sino cuando vuestros corazones se unen y vuestros espíritus se hablan.
Así no os separáis cuando partís materialmente o cuando vuestras miradas se buscan sin lograr hallarse o cuando vuestras manos no pueden darse mutuamente calor,
sino cuando un muro se levanta entre vuestros corazones y cuando vuestros espíritus no hablan ya más la misma lengua.
El pájaro besa suavemente la flor por un momento y, luego, se confunde con el cielo.
Y sin embargo, ha dejado en los pétalos el corazón del fruto del mañana;
El río toca las raíces de la planta que en él se refleja y sigue su curso.
Y, sin embargo, su agua quedará en el árbol y se hará calor y perfume en sus flores.
Así, si os habéis encontrado de verdad, si vuestras almas se han fundido como el agua y el árbol.
El espacio y el tiempo no pueden separaros, porque lo mejor del uno florecerá en el otro a través de las primaveras.
Y el agua del río, hecha savia en el árbol, se elevará con él, en un cántico de gracias hacia el cielo.
Y cuando en un futuro próximo o lejano, las manos del Destino, os pongan de nuevo frente a frente.
No diréis: "Te perdí y vuelvo a encontrarte". Sino: "Fuiste un sueño que vivió en mí para convertirse en realidad".
Y habéis vivido, a pesar de la distancia y el tiempo, unidos el uno al otro.
Vuestro reencuentro no será el del viajero que vuelve a su ciudad y la encuentra cambiada.
Sino como el de aquel que besó los capullos de su jardín un atardecer, soñó con ellos durante la noche y, al despertar, los vió, con gozo convertidos en flores;
O como el del que cerró un momento los ojos velados por las lágrimas y, al volver a abrirlos, halló al Ser Amado, más bello, más puro y más suyo.
En verdad os digo que el adiós no existe:
Si se pronuncia entre dos seres que nunca se encontraron, es una palabra innecesaria.
Si se dice entre dos que fueron uno, es una palabra sin sentido.
Porque en el mundo real del espíritu sólo hay encuentros y nunca despedidas,
y porque el recuerdo del ser amado crece en el alma con la distancia, como el eco en las montañas del crepúsculo.