No juzgues...
Donde habitas
no es más que un mínimo rincón de esta tierra.
Hasta donde
tus ojos llegan
Alcanzan tan
poco...
A lo poco que
oyes
Añades tu
propia voz.
Mantienes
bien y mal, blanco y negro,
Cuidadosamente
separados.
En vano
trazas una línea
Para
establecer un límite.
Si hay una
melodía escondida en tu interior,
Despiértala
cuando recorras el camino.
En la canción
no hay argumento,
Ni llamada al
trabajo...
A quién le
agrade responderá,
A quien le
agrade no pasará impasible.
¿Qué importa
que unos hombres sean buenos
Y otros no lo
sean?
Son viajeros
del mismo camino.
No juzgues,
¡Ay!, el
tiempo vuela
Y todo debate
es inútil.
Mira, las
flores florecen en el borde del bosque,
Trayendo un
mensaje del cielo,
Porque es un
amigo de la tierra;
En las
lluvias de julio
La yerba
inunda la tierra de verde,
Y llena su
copa hasta el borde.
Olvidando la
identidad,
Llena tu
corazón de sencilla alegría.
Viajero,
Disperso libremente
a lo largo del camino
El tesoro se
reúne a medida que caminas.